Nuestra meditación para hoy…
Las oraciones que aprendimos a rezar con los labios eran también el pedagogo que nos llevaba a la oración, silente, abandonada, contemplativa. De eso nos habla el Maestro cuando nos enseña a orar…
Tantos rezos cumplieron su función, es hora de liberar el místico que llevamos dentro…
Sentémonos en el suelo, como cuando éramos niños; con sencillez…
Ahora estamos unidos a nuestra hermana, la madre tierra, como decía san Francisco…
Los árboles, las aves, el sol, la luna, las estrellas y los ríos nos acompañan…
¿o tal vez somos nosotros los que las acompañamos, porque ellas, con su murmullo alaban a Dios?
Cerramos nuestros ojos y nos adentramos a la morada interior…
Allí donde nuestro corazón late… tratemos de escucharlo…
En ese silencio, emerge la fuerza de mi alma que anhela el encuentro con Dios….
Y entonces descubro que Él me habita, como un padre amoroso…
Allí está el cielo…
Allí santifico su Nombre… unido a toda la humanidad
Desde allí viene su Reino…
Entonces descubrimos con confianza que recibiremos de Él el pan de cada día, Pan que tiene la fuerza de la Palabra que alimenta la tierra… Descubriremos que somos perdonados, porque nos liberamos perdonando a los demás…Y experimentamos la fuerza para no caer en la tentación de vivir siendo lo que no somos, porque nos hemos librado del mal por la confianza en Él…
Esta es una cuaresma de experiencias espirituales…
SALMOS – Espiritualidad Integral
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