Nada es nuestro; poseer es una ilusión de la mente; a lo sumo poseer es un acuerdo social. Solo el alma oscurecida por la avaricia se empeña en poseer, y nunca estará satisfecha. Menos aún, nadie podrá apoderar la herencia del Reino de los cielos. Se engañan quienes creen poseer la ‘religión verdadera’, para engañar a otros diciendo que son sus exclusivos poseedores. Dios no es secuestrable.
Los profetas anuncian que el poder divino está libre de dueños: el Viento de Dios no tiene límites ni es aprehensible. Solo se siente dueño del poder divino quien precisamente no lo tiene, y terminará despreciando y condenando a los profetas; porque les resultan incómodos. El poder institucional no es poder espiritual. La fuerza de la divinidad actúa en aquellos que están libres de avaricia religiosa.
¿Quiere que el poder del Reino de Dios actúe en usted? Incline la cabeza y abandone cualquier presunción religiosa. Vuelva al contacto con la tierra de la que salió, sentándose en el suelo. Ponga sus manos abiertas hacia el cielo, sobre sus rodillas, y permita que el silente viento del Espíritu sople en su interior. No pida nada, no quiera nada, no intente llegar a nada… el Reino de los cielos se le dará a aquellos que están desposeídos… ¡Esa es la experiencia espiritual de un contemplativo!
SALMOS Espiritualidad Integral
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