Cada vez más se constata un lamento de fieles, -consagrados, laicos y clérigos-, originado en su dificultad para concentrarse en la Liturgia, liberarse de las distracciones en los grupos de oración y lograr una oración personal prolongada. Las ayudas que suelen recomendar sus pastores, coordinadores o amigos son las mismas de siempre: lecturas, rezos devocionales, música y, hasta la fórmula: “pídale a Dios que le ayude”. Pero tristes, reiteran, una y otra vez, que nada de esto les sirve.
Es necesario reconocer que fieles y pastores experimentamos las mismas dificultades y que solemos usar las mismas herramientas, pero sin poder salir del problema. El peor diagnóstico que reciben algunos es el de una supuesta “persecución diabólica” que quiere alejarlos de la oración, creándoles mayores miedos, sin solución real. Es hora de preguntarnos: ¿Hay problemas de salud mental? ¿Esto es normal? O ¿Quién podrá defendernos?
Para sorpresa de muchos, la doctora en espiritualidad, santa Teresa de Jesús, a pesar de vivir fenómenos místicos, padecía las mismas distracciones. Además, su personalidad afectiva y creativa, con seguridad aumentaba el arsenal de pensamientos en su oración. Los llamó “la loca de la casa”, pues la atormentaban. Sus confesores le formularon lo mismo que hoy seguimos sugiriendo, sin serle útil. ¿Cómo salió ella de este embrollo? La orientación de un excelente director espiritual, -posiblemente san Juan de la Cruz-, le quitó el peso de la preocupación y empezó a dejar que los pensamientos pasaran como pasan las nubes frente a una sólida montaña, mientras que su corazón se dirigía amorosamente hacia el Señor. ¿Y esto cómo se logra?
Primero, es necesario un anhelo interior tal, que se disponga de tiempo para el propio conocimiento. En ese camino, es necesario convertirse en el observador sereno de los pensamientos que obstaculizan el flujo amoroso de la oración y, descubrir que son una actividad natural de la mente y, que esta no se detiene. Así, finalmente, se experimentará la necesidad de una herramienta para lograr distanciarse de tal actividad mental.
El combate espiritual en la oración es como un arte que consiste en abrirse paso serena pero decididamente por entre este ruido mental; hay diversas formas de hacerlo. Las herramientas para este arte son prácticas naturales que el Señor ha puesto en nosotros: la respiración, la postura sosegada pero estable del cuerpo (las bancas de los tempos son incómodas), la conciencia reiterada del “aquí y ahora”, una palabra sagrada que acompañe el proceso de silenciamiento interior, entre otras. Todo ha de ser natural; las ayudas artificiales pronto quedan rezagadas en el camino. Así, emergerá -de modo sorprendente para algunos-, una oración fluida, serena y prolongada. En esto, es eficaz la orientación de los místicos: si: los místicos, aquellos grandes desconocidos.
Entonces, la Hora Santa será verdaderamente de 60 minutos, – en silencio-, y sin problema. Los cantos y los rezos comunitarios no serán competencia para el silencio y, la oración personal será más profunda. Además, traerá la bendición de la solidez espiritual necesaria para los momentos difíciles y la capacidad para discernir la Voluntad de Dios en la vida cotidiana. Así, el “problema de salud mental” para la vida espiritual, no necesitará exorcista ni sicólogo, solo de una buena práctica y disciplina monacal que está al alcance de todos. Descubriremos, entonces, que la Gracia del Señor siempre ha estado allí acompañándonos en la oración; que su Espíritu “ora con gemidos inefables”, como dice san Pablo, en el hondón del alma y que nosotros erráticamente nos llenábamos de palabras olvidándonos de la advertencia del Maestro: “cuando ores no uses muchas palabras…”.
La necesidad de espacios y caminos espirituales para el silencio y la paz interior, ha creado una demanda cada vez mayor a la Escuela de Meditación Cristiana .S.A.L.M.O.S. También ofrece Charlas Informativas a párrocos y grupos que lo soliciten, que no dejan de sorprender gratamente a quienes asisten, buscando un mayor contacto con la naturaleza y un atisbo del recogimiento que no encuentran en otros lugares. Más información: info@salmos.co
¡Un abrazo desde el hondón del alma!
Víctor Ricardo Moreno Holguín, Pbro.,
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