Negarse a sí mismo no tiene por qué ser una experiencia dolorosa. Tal vez negarse a sí mismo sea más bien la experiencia de liberarse de aquello que no se es, y que ilusoriamente se había creído que sí. La invitación del Maestro no es represora ni condicionante, por el contrario, es una llamada a la liberación de los engaños que llevamos en nuestra mente y que con el transcurrir del tiempo, y las ilusiones de nuestro ego, tomaron el lugar de lo que somos en verdad.
Sentados, en silencio meditativo abandonamos todo aquello cuanto no somos…
En este instante, me permito liberar esas imágenes que me he creado de mí mismo…
imágenes que pueden ser incluso religiosamente valiosas, pero que tan solo son imágenes…
El vacío… emerge silente en la quietud… y todo cae… nada irreal se sostiene…
En cambio, lo que soy en verdad reaparece sin que yo sepa como…
Y es así, como tomo la cruz, que de ninguna manera me pesa… si es mi cruz puedo con ella…
Y paso a paso, en este desierto, sigo las huellas del Maestro… solo a Él yo sigo…
Una experiencia espiritual para este día de cuaresma… que nos encamina a la luz pascual: Negarnos a nosotros mismos, es una práctica cotidiana de los místicos… Allí donde mi ego intente prevalecer, o quiera ser protagonista, simplemente lo abandono… No hay dolor… por el contrario experimento una inmensa liberación…
Estamos en una cuaresma de experiencias espirituales…
¡VAMOS! EN ESTA CUARESMA, RETORNA A LO QUE ERES EN VERDAD…
SALMOS – Espiritualidad Integral
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