Soy Gabriel Malagón, ordenado presbítero el 18 de mayo de 1986. En un sincero y abierto diálogo con el entonces arzobispo de Bogotá, Mario Revollo Bravo, acordé dejar el ejercicio ministerial en 1989.
Una vez recibida la dispensa contraje matrimonio con Clara Hernández, y hoy, felices con nuestros hijos, María Clara, Laura Sofía y Juan Santiago, saludamos a todos nuestros hermanos en la fe, que, como pastores en Bogotá, siguen siendo nuestros amigos.
Mi párroco, es el padre Leonardo Cárdenas Téllez. Su cercanía pastoral y personal nos ha abierto las puertas para seguir viviendo nuestra fe y brindando colaboración en Nuestra Señora de Lourdes, Chapinero.
Al abrir esta sección de nuestra web elclero.co , le he pedido unas palabras sobre ¿qué piensa de los curas casados? Y esta es su respuesta:
“No puedo menos que sentir una gran admiración y respeto por aquellos hermanos que, conscientes de su realidad, supieron dar un paso al costado antes de generar escándalo o daño a la Iglesia. Pidieron su dispensa y constituyeron familias desde las que siguen haciendo Iglesia y aportando significativamente a la obra de la evangelización.
Pienso, además, que es un gran desperdicio desaprovechar la formación que han recibido y posteriormente complementado, lo mismo que la gran disponibilidad que, en la mayoría de los casos, muestran para seguir aportando desde su nueva condición, a la misión de la Iglesia.
Son hombres valiosos que en un sano discernimiento han comprendido que podían aportar más desde su condición de esposos y padres, donde han podido realizar – no sin esfuerzos y vicisitudes- todos sus sueños y expectativas, que desde un ministerio quizás vivido a medias o forzado. Han tenido la entereza de dar la cara, reconocer sus limitaciones y rehacer su vida, sin renegar de su fe ni de su vocación a la que le han dado otro enfoque, desde el que siguen aportando en la formación de la comunidad y el apoyo incondicional a la acción pastoral de la Iglesia.
Lamento mucho que, llevados por prejuicios absurdos, muchas veces les demos la espalda y les cerremos las puertas. Que los dejemos solos y no les brindemos los espacios para seguir creciendo y aportando como profesionales y como miembros de la comunidad eclesial que son.
Creo que ya es hora que como pastores de la Iglesia nos preocupemos más por ellos, los reunamos, conozcamos sus inquietudes, acompañemos sus procesos de fe y de vida y busquemos el mejor modo de acoger su invaluable aporte a la misión de la Iglesia. Nos estamos perdiendo impunemente de un gran potencial humano y cristiano que podría ser una fuerza renovadora de la Iglesia.
La acogida, atención y acompañamiento de los sacerdotes debidamente dispensados es una asignatura pendiente de nuestra Iglesia actual. Como sacerdote en ejercicio, anhelo el momento en que podamos ponernos al día.”
Él y otros hermanos sacerdotes, como el padre Víctor Ricardo Moreno, quien nos ha acogido, con mi familia, en el camino de Espiritualidad Integral .S.A.L.M.O.S., también me han manifestado las mismas palabras del padre Leonardo.
En un gesto de solidaridad, el padre Leonardo Cárdenas, nos dio la oportunidad de atender a nuestro arzobispo Luis José Rueda en un almuerzo de la parroquia, pues con mi familia tenemos un restaurante y podemos atender comidas especiales. El padre Leonardo propició este encuentro, donde, además de servir al pastor, vivimos una experiencia de Gracia. Más allá de cuanto se pudo dialogar, fueron sus gestos y su expresión, una verdadera manifestación del amor de Jesús.
Mi esposa Clarita, se quedó con la alegría de conocer personalmente a su pastor, de quien dijo: “Para mí, fue un honor servir a monseñor Luis José; sus acciones son totalmente coherentes con sus enseñanzas del día a día en Palabra y Vida.”.
Por su parte, nuestra hija Laura Sofía, que también nos acompañó en aquella ocasión, resumió este acontecimiento familiar con estas palabras: “Qué bonito servirle un plato de comida al pastor que todos los días celebra el mejor banquete”.
Varios hermanos que hemos ejercido el Ministerio y ahora estamos casados, nos hemos reunido para compartir nuestra vida y reflexionar sobre nuestro quehacer en la Iglesia. De esto hablaremos en próximos artículos en esta sección CASADOS, de esta maravillosa iniciativa: elclero.co , porque es la hora de caminar juntos.
Gracias, y abrazo fraterno.
Gabriel Malagón
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