La importancia del duelo como respuesta del ser humano frente a las pérdidas y que merece especial atención, ya que provoca afectaciones psicológicas, emotivas, cognitivas, físicas y de comportamiento de la persona, lo que permite evidenciar la profundidad de la pérdida, como lo señala Pangrazzi (2006)
“El duelo, del latín “cor-dolium” (el corazón que duele), es el proceso de reacciones o el trabajo interior experimentado por quien vive una pérdida. El trabajo del duelo involucra las dimensiones emotivas, cognitivas y de comportamiento de la persona. (p. 11)
Parafraseando a (Gómez, 2018) duelo proviene del latín dolus que significa dolor, toda pérdida (persona, objeto, evento, enfermedad, trabajo, territorio, estilo de vida, la mascota, el envejecimiento) provoca un dolor, es una experiencia humana normal y natural de la vida, por lo tanto, en algún momento se ha de pasar por esta experiencia de ausencia, con reacciones emocionales y de comportamiento totalmente diferentes que bien manejadas no necesita el uso de fármacos y que puede ser elaborado a corto o largo plazo dependiendo de la clase de intervención y significado de la pérdida,
En la situación actual referente al COVID-19 la separación y aislamiento del enfermo con su entorno familiar cuando es hospitalizado, le impide cuidar y despedirle en caso de muerte, de tal manera, que la intervención profesional, familiar y sacerdotal ha de conocer la complejidad del momento.
Tras la muerte de un ser querido en la condición de COVID-19 al no ver el cuerpo se generan dudas, abriendo una esperanza de que lo podrá ver y que no es cierto que ha muerto, además, ha de afrontar las etapas del duelo, por ende, las siguientes orientaciones pueden ser útiles.
En la medida que se logre compartir con otros el duelo, se aliviana el sufrimiento, compartir mi experiencia con otro permite ir superando. El peso del dolor es más soportable cuando hay más espaldas que carguen con éste. En la actualidad, las familias poco numerosas, la disminución de los vínculos con los padres, la alteración de las relaciones sociales, entre otros aspectos, hacen que toda la terrible carga de afectividad desencadenada por la muerte se reparta entre pocos.
En el duelo existe un comportamiento social, cultural y religioso que es el luto, se realiza entorno a la pérdida, ya que este es el que permite por medio de ritos, signos y gestos visibles elaborar una parte del duelo “El luto, del latín “lugere” (llorar), se refiere al tipo de pérdida relacionada con la muerte e incluye, además del duelo interior un conjunto de gestos y ritos externos de naturaleza cultural, social y religiosa que la acompañan” (Pangrazzi, 2006) lo cual dentro de la relación de ayuda favorece la elaboración del duelo.
Las circunstancias por el aislamiento y cuarentena para prevenir el contagio del virus hacen difícil el contar con el apoyo y compañía de seres queridos que ayuden a superar la pérdida. Ante la emergencia sanitaria, todo se reanudará cuando culmine el aislamiento y se podrán continuar las intervenciones que posibiliten la elaboración del duelo, pero de momento se puede acompañar y brindar una atención primaria a la crisis, para honrar, expresar y manifestar a familiares y amigos de manera virtual.
Por medio de una llamada como signo de compañía ante el dolor, sobre todo de parte de los seres queridos, el apoyo emocional (tristeza, rabia, culpa, impotencia), técnicas de respiración, comer bien, hidratarse, dormir, ejercicio físico, aseo personal, tiempo para llorar, tomar el sol, recogimiento, recibir llamadas, hacer llamadas, escribir, dibujar, pedir ayuda, adornar con un altar (flores, música), elaborar álbum, incluir a todos (niños, jóvenes), no exigirse demasiado a nivel intelectual, evitar lo que contamina la mente, redactar objetivos a corto plazo, no tomar decisiones importantes, práctica de silencio, lectura de la palabra de Dios, devociones personales, expresar pensamientos y emociones.
Como sacerdotes invitar a las familias del difunto a apoyarse en alguno de los ejercicios anteriores y liderar virtualmente signos y ceremonias de ayuda que permitan continuar con la sanación, facilitar tu contacto, demostrar apoyo, enviar mensajes, audio, motivar las videollamadas, respetar los momentos de privacidad, siempre dejar la puerta abierta, que entienda que puede contar contigo, ¡quedo pendiente!, ¡cuando quiera puedes llamarme!, la disponibilidad.
Wilsson Avila
Capellán Fundación Hospital San Carlos
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