Bogotá, D.C., julio 7 de 2022
Mensaje de los obispos católicos de Colombia al finalizar la Asamblea Plenaria CXIII
“Un solo Cuerpo y un solo Espíritu, como una es la esperanza a la que hemos sido llamados” (Efesios 4, 4)
Los obispos católicos de Colombia nos hemos reunido, del 4 al 8 de julio de 2022, para escuchar a miles de fieles y miembros de la sociedad civil, que participaron en los encuentros sinodales, realizados en los diversos niveles de la Iglesia en Colombia.
Agradecemos a todas las comunidades eclesiales su oración y participación, así como a las otras instancias que brindaron sus aportes. Sus voces nos animan a no cejar en nuestra labor profética y también nos confrontan para ser una Iglesia misionera y solidaria, que anuncie el Evangelio de salvación de Cristo Jesús, edificándonos en el amor y la auténtica fraternidad.
- Constatamos el grito de nuestro pueblo, sobre todo de aquellas regiones amenazadas por la violencia, la proliferación de grupos armados al margen de la ley, la ilegalidad, el narcotráfico y la inequidad social, que anhelan soluciones a sus problemas más graves y claman por reformas sustanciales que le cierren el camino a toda forma de corrupción.
- También evidenciamos que entre los grandes retos que afronta el país está la educación de nuestros niños, adolescentes y jóvenes. Nos preocupa verlos a veces sumidos en el desencanto frente a la falta de oportunidades. Urge dinamizar y promover la participación de la población joven del país en todos los procesos, escuchar sus voces y alentarlos en sus proyectos de
- Tenemos una responsabilidad histórica frente a la protección de la Amazonía colombiana que está siendo destruida o en proceso de serlo con proyectos que laceran nuestra Casa Común, afectando con ello el presente y el futuro de la nación y del
- Un paso ineludible es recrear la voluntad de ser nación y de construir la unidad en medio de la diversidad, entre los diferentes sectores, a través de un esfuerzo creativo que aliente nuestra confianza generosa en los propósitos de diálogo y cooperación, frente a la polarización que tanta división ha generado. Necesitamos un proyecto común que incluya a todos, especialmente a los más desprotegidos, en una cultura del encuentro y la amistad social (Cf. Francisco, Encíclica Fratelli Tutti, 5), que propenda por el respeto y la valoración recíprocas.
- Esta llamada a la unidad de la nación no florecerá sin un serio y permanente compromiso por la paz y el respeto por la vida. ¡Basta ya de toda guerra! Caminemos juntos para erradicar cualquier expresión de odio y violencia, que no solo nos empobrecen materialmente, sino que también nos deshumanizan y aniquilan espiritualmente. Necesitamos una nueva apertura al diálogo que debe ser productivo, como instrumento de construcción y de consolidación en pro de una democracia incluyente y
- Exhortamos a todos los colombianos a continuar los esfuerzos en el trabajo por el bien común recordando que, para lograrlo, el papa Francisco nos ha invitado a ser “artesanos de paz” (Cf. Fratelli Tutti, 225). Esto implica dar una mirada serena y crítica a nuestra historia con sus heridas aún abiertas y sus cicatrices, de modo que los pasos que demos hacia la reconciliación se cimienten en la verdad, que es el alma de la justicia y nos conduce a la libertad (Cf. Jn 8,32).
- En el cumplimiento de nuestra misión pastoral reafirmamos nuestra voluntad de servir a la nación “como un solo Cuerpo y un solo Espíritu”, anunciando el Evangelio de Cristo Jesús, pues “una es la esperanza a la que hemos sido llamados” (Efesios 4,4). Continuamos con nuestro compromiso de trabajar por la paz y la reconciliación en nuestras comunidades y regiones.
Ante la imagen de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, a la que peregrinamos el sábado 9 de julio, renovamos nuestra vocación de servicio, como pastores del santo pueblo fiel de Dios y a Ella le confiamos la vida de todos los que conformamos esta amada nación.
+ Luis José Rueda Aparicio, Presidente
+ Omar Sánchez, OP, Vicepresidente
+ Luis Manuel Alí, Secretario
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