El ministerio del Diaconado Permanente es una de las grandes riquezas de La Iglesia Católica. No obstante, para un gran sector del laicado la profundidad de este ministerio consagrado es desconocida.
¿Cómo entender, en el mundo de hoy, que esta vocación vaya en aumento? ¿En qué contribuyen los diáconos permanentes a la misión de la Iglesia?
Monseñor Juan Álvaro Zapata, director de la Escuela de Formación Diaconal de la Arquidiócesis de Bogotá, para contribuir al conocimiento de la feligresía de la arquidiócesis de Bogotá, habla sobre la misión y la visión de los diáconos Permanentes:
“El encargo que los Diáconos Permanentes reciben es la llamada a cumplir con la misión de la Iglesia: evangelizar y concretizar el Evangelio en la acción puntual de la caridad”.
Quien lleva Caridad, llega con la “Carita del Señor”; con el “rostro” del Dios de la vida, que es la plenitud del amor en su máxima expresión. Llevar el Evangelio a los excluidos de nuestra sociedad, requiere acercarse y contemplar el dolor, de aquellos hombres, mujeres y niños que han sido golpeados por la discriminación en nuestra sociedad. Requiere de una entrega total y personal, para que, a través del testimonio, quienes por ventura de la exclusión ya no creen en nada ni en nadie, puedan mirar en el testimonio de quienes les tienden la mano, el rostro vivo de Jesús siervo, quien llegó a la más profunda hondura, para enseñarnos lo que significaba devolver la esperanza.
Los diáconos permanentes son la Imagen de Jesús. Ellos ponen, en la práctica, las enseñanzas del Maestro: doblar la rodilla para acercarse a los más pequeños, sin reservas ni preconceptos. La única manera para hacerlo es la entrega total que nos recuerda que el mensajero es el mensaje.
Los diáconos nos muestran que es “Ser Evangelio”; ser testimonio de aquel que fue Palabra viva. Atienden las mesas de la comunidad, acompañan la enseñanza de la Palabra y de todo aquello que se transfigura en la fiesta del Señor, llegan a la liturgia para celebrar la entrega de vida”.
Podríamos llegar a preguntarnos: Cuando los diáconos van de misión, ¿Hacia dónde dirigen su mirada?
Monseñor Juan Álvaro Zapata nos habla acerca de la visión del Diácono Permanente, para el mundo de hoy:
“En la visión, el Diácono Permanente debe convertirse en fermento, en presencia de sal y luz del mundo, en vocero que va a las periferias y camina junto con los más vulnerables y necesitados para ayudarles a consolidar su experiencia de fe y animarlos en su respuesta creyente en medio de la sociedad”.
Son muchas las preguntas que los laicos se hacen sobre este ministerio. ¿Cómo se forman? ¿Cómo llegan a escuchar esa voz que los llama? ¿En qué ámbitos de nuestra sociedad acompañan? ¿Cuáles son las experiencias de vida en su servicio?
Para responder a esas preguntas, en nuestras próximas entregas iremos conociendo más sobre este servicio de nuestra Iglesia.
Gustavo Galindo
Fuente:
Diaconado Permanente
Oficina Arquidiocesana de Comunicaciones
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